domingo, 22 de noviembre de 2009

Uncoming Wanda

12 de abril de 1953

Mi nombre es Wanda Sullivan, y nací hace 26 años en el condado de Clearfiel en Pensilvania. No nací en una familia adinerada ni mucho menos, mi padre tenía un aserradero y mi madre era ama de casa, nunca tuve hermanos porque después de tenerme a mi, mi madre cayó enferma y aunque a mi padre le hubiese gustado tener un varón (cosa de la que estoy al 99,9% segura) no pudo ser.

Mi padre era Howard Sullivan, y su madre mi abuela Mary Kate, pasaba grandes temporadas en nuestra casa muchas veces al año, hasta que mi madre tuvo la genial idea de pedirle a mi padre que la dejase vivir con nosotros. Mi madre hacía mucho tiempo que había perdido a su madre, y tampoco es que se llevase muy bien con mi abuelo, del cual no único que recuerdo es que le llamaba “abourbon” por su caracteristico olor.

A pesar de todo, con quien me unía una gran relación sentimental era con mi abuela. Para ella no había apodos, era simplemente la Abuela Kate, y cuando mi madre convenció a mi padre para que ella se viniese a vivir con nosotros me sentí muy feliz.

Ahora me encuentro en el cementerio de mi pueblecito tipico, donde todo el mundo comenta que la hija de Sullivan ha venido para conmemorar el año del fallecimiento de su abuela y claro, tiene 26 años y no esta casada. Que les jodan a todos.

Normalmente no diría estos pensamientos en alto, se supone que soy una chica recatada y bien educada, pero es cierto, que les jodan a todos es la frase más cariñosa que puedo soltar después de que le vetaran a mi abuela de vieja loca y bruja.

¿Que porque decian esas cosas de mi abuela? Porque probablemente sin conocerla, ante algunos comentarios que solía soltar en publico, cualquiera hubiese dicho que le faltaba un hervor.Pero yo la quería y comprendía ciegamente porque los niños de la escuela no querían estar a mi lado y porque nunca tuve amigas en este pueblo, a decir verdad, nunca las he tenido, mi unica compañía en mi casa de Nueva York es mi gata Stacy.

He ido a ver a mis padres, como no, y mi padre no parece muy dolido por la muerte de su madre, cosa que me ha dolido sobremanera, creo que el también pensaba que estaba loca, al igual que lo opina de mi, pero...que le jodan a el tambien.

Cuando me monto en el autobus de camino a Nueva York, tengo una visión de la señora que esta a mi lado. Esta noche llorará por su hijo perdido en la guerra y maldecirá a todo lo maldecible por haberle quitado al unico sustento real que tenia en esta vida, y yo me doy cuenta de lo desgraciada que es, por que debido al digusto que se va a llevar, va a morir de una ataque al corazón, por suerte antes de llegar a la última estación de autobuses se baja y la sensación de culpabilidad por no decirle algo tan estupido como que trate de cuidarse y calmarse esa noche me esta matando.

Hace frio esa noche en la Gran Manzana, me tapó bien el cuello, soy delicada de garganta y a poco frío que coja siempre estoy enferma, pero me alegra la visión de Caster en el anden, se ha ofrecido a llevarme a casa porque llegaría muy tarde, pero por supuesto lo que quiere es que descanse bien porque mañana tengo que estar a las 8 como un clavo en la oficina, lleva un caso muy dificil de un hombre adinerado que esta buscando a su hija, se ha escapado con un chico y teme que este le saque hasta el ultimo centavo de la cartilla qu e le dio para que fuese a la universidad, y debido al gran balance de timos de muchachos que parecen ser lo mejor de este mundo y luego resultan ser eso, “rompecorazones” el pobre hombre vive “descorazonado” unica y exclusivamente porque a su hija le vayan a quitar el dinero de la universidad. O las mujeres somos muy tontas, o este mundo es una mierda, que a mi parecer, las dos cosas suelen ir de la mano muy a proposito.

-Hola nena, ¿Qué tal la visita a tus viejos?- Caster es mi jefe, es Detective por si se me ha olvidado decirlo. Trabajo para la policía de Nueva York desde que era un novato hasta hace 5 años, y lo dejó porque pensaba que abrir un gabinete le daría mas dinero. Siempre se lo he dicho, debería haberse dedicado a las finanzas, ve dinero allí donde solo crecen manzanas podridas, y creedme, podría sacarles provecho si se lo propone.

-Ni me lo recuerdes, a veces pienso que nací con el sexo equivocado, “Deberías buscar un chico y casarte con él”, “No sé que haces viviendo sola todavía con la unica compañía de un gato” Lehe dicho mil veces que es una gata, no un gato...

-Ya...y a ti lo unico que te preocupa es que tu padre se preocupe por el sexo de Stacy, ¿no?.Wanda, tesoro, tienes un problema.

-Mi problema eres tu, Caster. Ya te dije que no hacía falta que vinieses a recogerme hoy, podría haber cogido un taxi y...

-Ya, pero soy todo un caballero a pesar de todo- dice guiñando un ojo.

Caster es el tipico hombre en el que todas las mujeres tienen que fijarse, y lo admito, es guapo, muy guapo. Su abuelo era francés y heredó de el sus ojos azules, y de su madre su cabello negro y lustroso. Tuvimos un desliz cuando comencé a trabajar para él, estuvimos saliendo un año, pero la cosa acabo cuando una noche supé que llevaba medio año siendome infiel con una cantante pelirroja de un club, fue ahí donde desgraciadamente conoció mi don, y me sorprendió que en vez de salir corriendo, como han hecho tantas personas que han pasado por mi vida, aflorase su espiritu emprendedor y desde entonces, siempre que precisa de mis poderes, yo estoy ahí para ayudarle.

Me reitero, las mujeres somos estupidas y este mundo es una mierda, el porque es sencillo, el es el unico hombre con el que puedo hablar de todo esto, mi corazón se rompió por él, le odio, pero es mi amigo, y cuando le necesito y cuando no, Caster, siempre esta ahí.

-Oye, ya que te voy a llevar a tu casa y no me vas a dejar subir para que tomemos una copa, ¿Qué te parece si vamos a la oficina, tomamos una copa y tu me dices que ves al tocar esto?- me tendio un sobre abierto, que estuve apunto de tocar con los guantes, gracias a ellos era capaz de llevar una vida normal.

-Aun estoy de vacaciones..-dije con desdén.

-Ya lo se, preciosa. Pero da la casualida que como tuve que darte la semana de vacaciones para ir al aniversario de la muerte de tu abuela, el caso se ha quedado estancado y el Sr Perwire me ha dicho que si no avanza no me pagará los 6.000 dolares que me dijo que me pagaría.

-¿6.000 dolares? Dios mio, Caster, ¿Qué es lo que le has prometido a ese hombre?

Volvió a meterse la mano en el bolsillo interno de la gabardina y sacó otro sobre, me llevo bajo a un pequeño rincón y me enseñó un fajo de billetes de 100.

-Es una propina de 3.000 de los grandes, vamos nena...¿Qué mas te da? Sabes que con esto te ganarás un sobresueldo.

Mi suspiro le deja claro que no estoy muy de acuerdo con la forma que esta teniendo de llevar este caso, pero de perdidos al río.

-Esta bien, vamos a tu coche.

Una vez dentro, me quité los guantes y le pedí que me tendiese la carta, al tocarla, las visiones comenzaron a llenarme.

Vi a la pobre Susy Perwire llevandose la carta al pecho, y luego todo fue hacia atrás. Un hombre de unos 30 años, de rostro atractivo terminaba de cerrar la carta y mientras lo hacía sentí un olor extraño que le embargaba. Ya ha habido veces que he sentido ese peculiar perfume viendo visiones de otros casos, el perfume de la muerte.

Vi claramente sus planes, le sacaría hasta el último centavo a la pobre Susy y luego...oí el martillo romper los huesos del craneo, vi su rostro lleno de sangre y su rictus de dolor al sentir el macabro golpé que sesgaría su vida. Era una habitacion con poca luz, solo habia dos lamparas y el papel de la pared era beige con lineas verdes, encima de una comoda había una toalla con un sello y un nombre: “Hotel Lavinia Royal” pero esa no era una habitación de hotel. Las nauseas me embargaron y terminé por echar el pastel de carné de mi madre sobre la tapicería del coche de Caster.

-¡Joder, Wanda! ¡joder! ¿Estas bien nena?- Sentí sus manos aferrarme por los hombros y echarme hacía atrás, saco un pañuelo de la guantera del coche y me lo paso por los labios limpiandome el vómito.

-La va a matar Caster...la va a matar...-dije entre sollozos, la garganta me picaba muchisimo y los ojos también, estaba llorando y el me abrazó con fuerza.

-Esta bien, esta bien. Calmaté...¿Qué es lo que has visto?

Mis palabras salían atropelladamente de mi boca, pero la expresión de Caster era seria y meditabunda, era esa expresión que tanto me gustaba de él cuando le prestaba toda su atención a algo.

-Wanda, ese tio tiene que tener una ficha policial, tiene que tener algo con lo que podamos encontrarle. Probablemente el nombre con el que ha firmado la carta sea falso, toda su documentación sea falsa, no puede ser que ese hijo de puta sea un fantasma.

-¿Sigues teniendo ese amigo tuyo en la comisaría estatal de polícia?

Caster asentió y arrancó el coche saliendo de la Estación de Autobuses.

-Si vas a llevarme a la comisería al menos ten un poco de decencia y pasemos primero por mi casa, quiero cambiarme.


13 de Abril de 1953, Comisaría Estatal de Policía.

Es el 5 café que me tomó y el frío no se me ha quitado ni tampoco, el dolor de garganta. Caster me consiguió una manta de esas que le dan a los presidiarios para las frías noches en el calabozo, al menos descubró que es calentita y eso me deja al menos pensar.

Es el décimo o el undécimo albúm de fotos de fichados que vemos, y son las 4:30 de la mañana, él no ha dicho ni una sola palabra, y cada vez que pasa una hoja yo niego para pasar a la siguiente.

-Me duele la cabeza...-admito

-Lo sé nena, pero tenemos que hacer esto..
.
-¿Tenemos que hacerlo por la pobre Susy Perwire, por el dinero de la universidad, o por los 6.000 dolares que ha prometido pagarte su padre si la encuentras?

Caster me miró de reojo y negó volviendo a su interminable tarea, volví a negar.
-Esta bien, dejemoslo por hoy...-permitió al final.

-¿Le has preguntado a tu amigo por el hotel que te dije?

-No me ha prometido nada, dice que hará unas cuantas llamadas para saber donde se encuentra ese hotel, tal vez si damos con él podamos encontrarlos.

Asentí, no tenía mas ganas de divagar una solución.

Siempre que veo una visión de un futuro, y me refiero a una visión de este calibre mi cuerpo responde enfermandome, me sube la fiebre, me duele la garganta y me llevo sin poder comer unos 3 días, porque todo lo que entra sale de nuevo.

-Oye...quedate esta noche en mi casa. Yo dormiré en el sofa.

-Te lo agradezco pero...

-Vamos Wanda, dejame cuidar de ti...

Terminé por asentir y llegamos a su casa a eso de las 5 de la mañana, a Caster le sorprendió bastante que a esas horas hubiese una nota debajo de la puerta que rezaba: Caster Debrom, Detective Privado.

Al cogerla y abrirla casi palideció al leerla.

-¿Qué ocurre?

-Es una nota del Sr Perwire...dice que le esta tarde le han llamado del banco diciendole que la cuenta de su hija esta vacía.

Me llevé las manos a la boca.Eso significaba que probablemente Susy ya no estuviese viva.

-Oh Dios mío, Caster. ¡Tenemos que encontrar ese hotel!

-Oye nena, ya no se puede hacer nada, calmate. Sea cual sea el final de esa chica nosotros la encontraremos, o al menos encontraremos a ese psicopata hijo de puta y no saldrá de la carcel en toda su putrida vida.

Su comentario no me alentó en absoluto.

-Además, podría ser que tu visión...no se cumpliese, ¿no?

Le miré dolida, no porque pusiese en duda un error de cálculo, no hubiese habido nada mas tranquilizador que mis visiones tuviesen fallos, pero siempre se cumplían.

A la tierna edad de 7 años, un día llamaron a mis padres del colegio porque repentinamente me había subido la fiebre y según mi profesora, la Srta Brown, estaba delirando. Estuve en la cama 3 días y el cuarto mi madre y mi padre entraron en la habitación con el rostro blanco y desencajado:

-Wanda, ¿Qué es lo que te ha dicho tu abuela acerca de la Srta Brown?

-¿La abuela? Nada papá, ¿Por qué lo preguntas?

En ese momento mi abuela apareció por la puerta:

-¿Qué demonios le has dicho a la niña, madre?

-Kate por favor, te pedimos que no le dijeses nada a la niña acerca de...

-¿A cerca de que mama?

Comenzaron los gritos y los reproches a mi abuela antes de que pudiese percatarme de la situación, me puse de pie en la cama y gritando les pedí a todos que se calmaran. Mi madre me sentó y me dijo que le contase que habia ocurrido el día que tuvieron que traerme a casa porque estaba enferma:

-¿Qué fue lo que le dijiste a la Srta Brown, Tesoro? Trata de recordar...

-Recuerdo que la Srta Brown, me pidió qu ele entregase el bolso de tu taquilla y al cogerlo...yo...bueno, no sé si fue la fiebre, pero ví como alguien robaba su bolso y ella se caía y se hacía mucha sangre contra un escalon junto a la iglesia, le dije que tuviese cuidado con su bolso, qu elo agarrase bien porque si no alguien podría intentar robarselo y se caería y se haria mucho daño.

Hubo varios minutos de silencio. Mi abuela me miraba con pena, mi padre miraba hacia el suelo y salió de la habitación. Mi madre se dedicó a besarme la frente, y me dijo que descansará.
Luego, a solas, mi abuela me explicó:

-Cariño...Sé que lo que estoy a punto de contarte, es un poco díficil de creer, pero...es cierto, porque eso que has hecho, también he podido hacerlo yo.

-Pero abuelita, no sé que es lo que he hecho...

-Verás Cariño- comenzó a decir, me cogió la mano con fuerza y yo la miré a los ojos, aun con 7 años sabía que lo que iba a decirme era muy importante- La Srta Brown, ha sufrido un robo, le quitaron el bolso, ella trató de forcejear y se resbaló con tan mala suerte que...se dió un golpe en la sien en las escaleras de la Iglesia y...ahora, bueno...ya no dará mas clase.

¿Cómo puede una niña de 7 años sentir miedo, frío y la mas pura expresión de saber que lo que tiene no es una enfermedad si no una extraña habilidad para ver cosas? No podría explicarlo, esa sensación lleva acompañandome desde ese día.

La vuelta a la escuela no fue fácil, nadie me miraba, nadie me hablaba, y la única vez que alguien se dirijía a mi, era algún profesor para pedirme que me sentase sola en la última fila. Hubo reuniones de padres, que pedían explicaciones de porque yo estaba aún en el colegio, y una vez, registrando en los cajones de mi madre, vi una carta del director en la que decía que tal vez lo mejor sería alejarme del colegio una temporada hasta que las buenas gentes del pueblo olvidasen lo sucedido.

Por suerte, y gracias a mi abuela, no me fui nunca de allí, me quedé en mi casa, y la noche que mis padres tomaron la decisión de no alejarme, oí a mi padre decir:

-Si fuese un niño, estos casos se olvidarían más rápido madre, pero lo que esta claro es que en una mujer se ve mucho peor estas cosas.

-¡Por el amor de dios, Howard! ¿Me estas diciendo que como tu hija es una niña, la gente no olvidará esto? Hijo mio, creo que estas muy equivocado, ella es una niña de 7 años que ha tenido la triste suerte de heredar mi Don, porque lo creaís o no, esto es un Don. Simplemente lo ha descubierto de la peor manera posible, vaticinando la muerte a una persona, pero no creo que la mejor manera de afrontar esto sea alejando a vuestra unica hija de su hogar, ¿Qué es lo que queréis? ¿Marginarla mas vosotros que todos esos cazurros indecentes de este pueblo?

Mi padre y mi madre, agachaban la cabeza, las palabras de mi abuela eran puñales para ellos dos.

-No os convirtais en lo que no quereis ser, Anna, es tu hija, por el amor de Dios...si la niña se va, yo me iré con ella.

Y así fue.

Estuve viviendo hasta los 15 años con mi abuela, mis padres venian a vernos cada vez que mi padre podía y fue entonces el declive de mi familia. Oir conversaciones de mayores cuando esta en juego tu integridad, no es algo que deban hacer los niños.

Durante todo ese tiempo, comencé a tener visiones de todo tipo, del gato de la vecina, de la vecina, del coche del vecino, del vecino, de mis compañeros de clase. En definitiva de todo lo que me rodeaba, sabía cosas que nadie pensaría jamás que sabía. No hablaba demasiado con nadie, mi única amiga y confidente siempre ha sido mi abuela, como ahora lo es Caster.

La ultima vez, fue en la universidad. Mi compañera de habitación, con la que tampoco congeniaba mucho porque creía que era un bicho raro, llevaba saliendo con su chico tres años, estabamos en 3º y un día llego llorando a mares a la habitación, su novio la había dejado sin mas respuesta que que se había acabado el amor entre ellos, pero lo que la pobre no sabía es que llevaba una doble vida en el campus saliendo con una chica que era mayor que él. Al verla sufrir tanto, cometí la equivocación de decirle la verdad, e incluso llegué a decirle que esa noche se vería con su amiguita en la logía de su grupo, no había entrado nunca y le dije como tenía el chico la habitacion, como era ella e incluso como se los encontraría, a los 3 días se cambio de habitación.
Caster me llevó hasta su cama y me metió dentro dandome un beso en la frente:

-Creo que tienes fiebre...

-Ya sabes que pasará...no te preocupes.

Asentió sin decir mucho más, apagó la luz y salió por la puerta.

Mi nombre es Wanda Sullivan, y este es el comienzo de la historia de un don, que yo, no ped

1 comentario:

Ónice dijo...

Ya te lo dije...¡ mola mucho!