sábado, 10 de enero de 2009

Baila para mi



Si cierro los ojos me parece estar allí de nuevo, entre el bullicio de las calles de aquella ciudad, el olor de la gente, del mercado y los gritos de los comerciantes que aún de noche regateaban con especias y finas sedas.
No miento si digo que la India es un lugar digno de conocer, pero para los que hace muchas noches tantas que deberían haberse nublado en mi memoria, tal vez solo hubiesen visto un país decrepito y carcomido por la guerra que sitiaba el lugar. Algunos de los míos me prevenían de que pisar aquel suelo era peligroso en las noches que nos acaecían, pero tal vez, lo que ellos no sabían es que para mi el peligro no es un problema.
Llegue por mar en busca de un Ravnos al que había encomendado hace mucho tiempo un "favor", los mentirosos son gente capaz de guardar un secreto si puedes pagar el precio que ellos te piden, pero debido a sus numerosas virtudes es cierto que en ellas medran numerosos vicios, y no solo el oro sirve para taparles la boca, también es preciso poseer cierto poder para pagar un precio que puede no ser muy acertado aunque ellos te estén mirando a los ojos y diciéndote que si.
No me costo demasiado encontrar al chiquillo de Anshul, su nombre era Kailash y nada mas verlo supe que ese vástago no era de fiar, o al menos, nadie se fiaría de él si no fuese por que su verborrea es tan atrayente como su forma de proceder:
-"Mi Maestro te verá en cuanto logremos pasar la frontera, Señora, se ha tomado numerosas molestias para que paséis desapercibida esta noche"
Recuerdo incluso el tacto de la ropa que llevaba, era una ropa pesada, tal vez demasiado para una tierra como la India, cualquier mortal me habría tomado por loca al verme, tal vez, hubiese necesitado ropa más liviana para poder moverme entre la multitud, pero Kailash tenía dispuesto un transporte y cuatro ghouls que me llevarían hasta Anshul.
-"Confío en que lleguemos antes del amanecer...no me gustaría tener que pasar el día enterrada en la tierra..."
El Ravnos me sonrió con cierta ironía:
-"Entiendo, supongo que es demasiado para una Reina como vos ensuciar vuestras caras ropas con la tierra del pueblo..."
En mi rostro también se dibujó una sonrisa no menos que irónica:
-"En efecto, y es adulador percibir que incluso tú sabes distinguir un Rey y como tratarlo"- Mi mirada se fijo en sus ojos y no tuve siquiera que mover los labios al decirle-"muévete y sácame de aquí cuanto antes...si nos atacan, te despellejaré y tu mismo podrás ver tu piel colgada de la bandera del barco que me trajo"
-"Si mi Señora, enseguida..."- se movió rápido, dirigió al grupo a las afueras y entre tanto íbamos sorteando a la gente, los mendigos que se acercaban eran rápidamente apartados, sin llegar siquiera a tocar la tela que cubría la especie de parihuela en la que iba. Sin saber porque había comenzado a sentir un asco profundo por ese hombre, sin duda alguna despellejarlo hubiese sido para mi un regalo, pero aunque no temía represalias preferí tener cierto respeto con el viejo Anshul, después de todo, era su chiquillo.
Conforme nos alejábamos de la frontera y nos internábamos en el camino, el sonido lejano del sitar aduló mis sentidos, aunque bien era verdad que no era mi primera vez en esa tierra, el sonido de ese instrumento empalagaba mis sentidos y me hacía incluso entrecerrar los ojos, aquel que lo tocaba era muy habilidoso, y es cierto cuando dicen que la música amansa a las fieras.
El olor de la humedad de la selva me hizo despertar, ya estábamos en el campamento de Anshul, las risas se oían por doquier y los fuegos estaban encendidos fuera, parecían celebrar algo, pero si era así nunca lo pregunté. Descorrí levemente la tela que me separaba del exterior y el sitar dejo paso a los tambores:
-" ¡Eso es muchacha!, ¡qué mirada! ¡podría derretirme el corazón!"- decía uno de ellos, los demás reían al oírlo, al alzar la vista vi a tres jóvenes que bailaban al son cadencioso de los tambores, sus movimientos acompañaban cada una de las notas de los músicos y los cascabeles que llevaban en sus talones y sus muñecas acompañaban a una melodía carente de sentido. Advertí que en ese baile, extraño para mí, pues si era la primera vez que lo presenciaba, el principal juego estaba en los movimientos y la mirada de las muchachas, sus manos estaban pintadas de Henna, y sus ojos estaban resaltados con poca pintura negra, advertí que iban descalzas y que sus pies, como es la usanza en esta tierra también estaban pintados.
Alcé la mano y los ghouls pararon delante de ese espectáculo, una de las tres muchachas era un vástago muy joven y me atrevería a decir que poseía muy pocas noches. Era indiscutible que era la que mas llamaba la atención, sus ojos verdes poseían un fuego especial, un fuego rebelde que se avivaba con cada movimiento, y las teas de la hoguera resaltaban sus rasgos finos y elegantes. Su aspecto estaba cuidado al detalle, y sus movimientos eran mucho mas precisos que los de las otras dos muchachas:
-"¿Quién es esa joven?"- le pregunté a Kailash
El Ravnos puso cara de disgusto al verla bailar, y su rostro se torno en profundo odio que pude percibir al mirarlo:
-"Es...mi chiquilla Señora..."
-"Es muy bonita..."- apunté, eso pareció agradarle-" Creo que puedo adivinar por que la convertiste...¿Sería mucho pedir que esta noche me deleitase con un baile en mi tienda?"
Kailash me miró, se le encendieron los ojos y sonrió:
-"Claro Señora, pero mi chiquilla es muy especial...no baila para todo el mundo, tiene...un precio, ya sabéis"
-"Como todo por aquí supongo...el precio no es un problema para mí, llévamela enseguida"
Y como me había obedecido para sacarme de la ciudad, el Ravnos apareció con la joven en la puerta de mi tienda mucho antes de que mis sirvientes hubiesen podido deshacer mi equipaje:
-"Aquí la tenéis, Señora..."
La joven estaba obligada a no mirarme a los ojos, pero aún así, alzó el rostro y me miró con sus dos esmeraldas engarzadas al rostro, y medio sonrió:
-"¿Te hago gracia muchacha?"
Kailash la miró como si pudiera matarla solo con su mirada, y estuvo apunto de alzar el brazo para golpearla:
-"Quieto..."- musite- "aunque es tu chiquilla no dejaré que la lastimes delante de mi...ahora marchate"
-"Señora, debo advertiros que tal vez el oro que paguéis por estar con ella esta noche sea demasiado para el valor que en realidad tiene esta ramera..."
No me sorprendió que la tratase de esa manera, pero si me sorprendió que ella fuese capaz de mirarle con tal odio que me hizo hasta sonreír:
-"Eso te lo diré mañana...ahora...marchate, y no vuelvas hasta mañana..."
La joven Ravnos me miró sorprendida en cuanto su Sire cruzó el umbral de mi tienda, yo...también la miraba:
-"No te quedes en la puerta...¿Como te llamas?"
-"Isha...Señora...pero todos me llaman Agni"- dijo, pero ya no me miraba a mi, su mirada se había perdido por toda la tienda, sus ojos rebosaban curiosidad hasta que por fin volvieron a posarse en los míos- "¿Qué es lo que queréis de mi?"
-"Vaya, veo que eres muy osada...¿Qué crees que pensaría tu Sire si mañana le digo que no solo no me has satisfecho si no que además me has insultado?"
-"¡Yo no he hecho tal cosa!"- me encaró- "Si quisiera insultarla ya lo habría hecho, ¿no?"
Me quedé mirándola tal vez unos minutos, y ella apartó la mirada, no quise en ningún momento utilizar mi poder contra ella, es demasiado fácil asustar a un neonato:
-"¿No os enseñan en esta Kumpani que hay que respetar a los mayores, Isha? El don que se te ha dado no se da a cualquiera, supongo que tu Sire debe estar muy orgulloso de ti"
Volvió su rostro y me miró con sus ojos encendidos de rabia y odio, pude leer en ella más que nadie en ese momento:
-"Me parece Señora, que ahora la que me insultáis sois vos...este don del que tan bien habláis me fue impuesto, ni lo pedí, ni lo quería..."
-"Entiendo...Tu no eres una ramera como ha dicho él, tu forma de hablar y tu porte dejan ver otra cosa"
-"No, no lo era, pero ahora soy la ramera de mi Sire...Ahora bien, ¿vais a decirme que es lo que queréis de mi?"
Cogí una copa que me habían servido al llegar, me la lleve a los labios y saboreé la vitae pasándome la lengua por los labios, en un momento dado deseé incluso poder saborear la suya y relamerme con el mismo éxtasis que procura el primer sorbo de la primera noche, ese sentimiento despertó en mi un ansia profunda hacia ella, pero me contuve, no sería la primera noche ni la última que vería a Isha, durante mi estancia en la India.
-"Te he visto fuera, bailando, si no tengo mal entendido, a las mujeres que sois de castas altas os enseñan artes que ninguna otra mujer del mundo podría poseer si no se aprenden aqui...Lo que quiero es que bailes para mí...lo que estabas bailando fuera..."
-"Me temo Señora que ese baile no es para vos..."
-"Ah...¿no? ¿Y puedo saber por qué?"
-"Se trata de un baile de seducción...y no puede ser mostrado a las mujeres si estas no lo aprenden para usarlo después"
Debido a mi carcajada su ceño se frunció tanto que hasta me hizo reír más:
-"No me malinterpretes, es simplemente que me parece una estupidez, ¿así que no puedes bailar para mi por que es una danza que solo puede bailarse para hombres? ¿Crees que no podría querer aprenderla?...Por favor..."- tome asiento en el camastro que habían preparado para mi, acariciando la seda con la que estaban hecho los cojines, un lecho de poder...-"Bailarás para mi...y no me obligues a obligarte...¿Tengo cara de titiritera?, no, ¿cierto?"
Sus manos se crisparon de pura rabia, me divertía tanto viéndola así:
-"No puedo bailar sin música...señora..."
-"Eso no es problema..."
Los músicos de fuera entraron en la sala y se pusieron a un lado, pronto la música comenzó a sonar, y ellos si eran mis títeres:
-"Baila para mi...Isha..."
Cerró los ojos y comenzó la danza que tanto deseaba ver, sus manos se movían de forma exquisita, las alzaba, las estiraba y las subía extendiendo los dedos con coquetería, parecía una máscara tras la que se veían dos luceros, me sentía fascinada, sin duda alguna Kailash sabía aprovechar el potencial de su chiquilla, joven, hermosa...y cautivadora sin necesitar siquiera utilizar sus ilusiones para ello, incluso yo me vi tentada, la sed dejó de ser secundaria para mí. Esta danza precisaba que ella me mirase a los ojos como yo la estaba mirando a ella, y no me avergüenzo al decir que me sentí como a un hombre al que estaban cortejando.
Cuando terminó, adoptó una postura como la que había visto esculpida en los templos por los que Anshul me llevó la primera vez que estuve allí, buscando un escondite para mi secreto, y el encantamiento se rompió, cuando oí la voz de uno de los músicos decir embelesado:
-"La gracia de los Dioses..esta en ti..."
Lo mire como si me hubiese arrebatado la palabra de la boca y se apresuraron a salir y dejarnos solas, completamente solas...
-"¿Qué significa Agni?"
Isha miro al suelo:
-"Fuego...Señora..."
-"Fuego..."- repetí, sin darme cuenta estaba detrás de ella y mis manos vagaban a su vientre desnudo, la sentí estremecerse, como si ella supiese que tras ese baile el destino de mis manos ya estaba escrito- "Fuego..."
Y esa noche ardieron en mis entrañas mas deseos oscuros de los que soy capaz a nombrar, no es fácil olvidar una noche extraña, ni para mí, ni para nadie, por mucho que la niebla de la mente o el corazón se esfuercen en borrarlos.

Verdatha Ventrue

1 comentario:

Ezequiel dijo...

HOLAHOLAA a ver si sabes quien soy jaja!